Cuando escucho por primera vez que todos tenemos un guÃa interior, le pico la curiosidad, toda su vida habÃa hecho las cosas de la forma que ella pensaba que estaban bien, pero las cosas siempre si iban por un camino diferente del que ella tenÃa pensado, no tenÃa control o una dirección.
Una nueva semilla habÃa surguido en su mente, comenzo a practicar las meditaciones que le habÃan enseñado en su sesión, y sus dolores extraños comenzaron a ceder, su forma de hablar cambio, de pasar de un tono de angustia, a otro de tranquilidad.
Sus malestares fueron disminuyendo cada vez más.
Ella habÃa encontrado el equilibrio base de su existiencia, y de ahora en adelante a partir de esa sensación miraba la vida, y cosas sorprendentes comenzaron a ocurrirle.